R2: DEFINIR LA COMUNIDAD
Definir la comunidad — practicantes de yoga en un gimnasio local
La comunidad que he elegido para mi trabajo de campo está formada por las personas que practican yoga en el gimnasio al que asisto semanalmente. Este grupo, que considero accesible y cercano, se caracteriza por su diversidad de edades, condiciones físicas y motivaciones: participan tanto personas jóvenes como mayores, algunas con patologías o limitaciones que requieren adaptaciones. Esta pluralidad convierte las clases en un espacio inclusivo donde cada cuerpo se expresa a su manera, reflejando distintas formas de entender el bienestar.

El yoga, originario de la India, es una práctica milenaria que combina cuerpo, respiración y mente con el propósito de alcanzar equilibrio y conciencia plena (Eliade, 2009). A lo largo de su expansión hacia Occidente, ha sufrido transformaciones que lo han convertido en una disciplina orientada no solo al desarrollo espiritual, sino también al bienestar físico y mental. Según Singleton (2010), el yoga moderno se caracteriza por la fusión entre tradición oriental y cultura corporal occidental, donde la práctica física se vuelve central pero sigue conservando un sentido simbólico de armonía y autocuidado.
En este sentido, las personas que lo practican suelen compartir valores como la calma, el respeto, la sostenibilidad y la conexión con uno mismo, conformando un estilo de vida centrado en el equilibrio. La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2018) reconoce el yoga como una práctica beneficiosa para reducir el estrés, mejorar la movilidad y favorecer la salud integral, lo que explica su creciente popularidad en contextos urbanos.
En el gimnasio donde realizo mis clases, esta filosofía se adapta al entorno cotidiano. La instructora propone diferentes niveles de intensidad y ofrece variaciones de las posturas según las capacidades de cada participante, utilizando materiales como bloques, correas o cojines. Este enfoque democratiza la práctica y transforma el espacio en un lugar de aprendizaje compartido, donde cada persona puede avanzar a su ritmo y sentirse acompañada. Además, los objetos, la música suave, la iluminación tenue o incluso los aromas ayudan a crear una atmósfera común de tranquilidad y pertenencia.
He decidido estudiar esta comunidad porque formo parte de ella y me resulta un entorno ideal para explorar cómo el diseño, el cuerpo y la cultura del bienestar se entrelazan. Me interesa observar cómo los distintos participantes reinterpretan la práctica del yoga según su edad, experiencia o situación personal, y cómo los elementos materiales y sensoriales del espacio contribuyen a esa experiencia colectiva.
Desde una perspectiva ética, me comprometo a respetar la privacidad y el anonimato de las personas que participan en las clases. No registraré imágenes ni datos personales sin consentimiento, y toda la información obtenida será utilizada con fines académicos. Mi expectativa principal es comprender cómo el yoga, en su versión contemporánea y adaptada, funciona como un espacio cultural de equilibrio, inclusión y comunidad dentro de la vida moderna.
Bibliografía
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Eliade, M. (2009). Yoga: Inmortalidad y libertad. Fondo de Cultura Económica.
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Singleton, M. (2010). Yoga Body: The Origins of Modern Posture Practice. Oxford University Press.
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Organización Mundial de la Salud (OMS). (2018). Global action plan on physical activity 2018–2030: More active people for a healthier world. WHO.
Este es un espacio de trabajo personal de un/a estudiante de la Universitat Oberta de Catalunya. Cualquier contenido publicado en este espacio es responsabilidad de su autor/a.
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